El viento soplaba como nunca (o como casi siempre) y a veces es bueno seguirle la corriente.
Las situaciones, lugares u ocasiones a fotografiar se hacían rogar. Pasaban los días y nada. Pasaba el viento.
Rogué por cierto escenario que se cruzara a mi paso. En fin, algo...sustancia. Y poder ser humilde testigo, intentando transmitir a través del lente lo que me llamara la atención. De a poco, se dio lo que buscaba. Traje pruebas de aquello. Ojalá disfruten del viaje como yo lo hice.
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Hermosos y solitarios lugares, la Patagonia es fascinante y tu ojo más la calidad de las fotografías así lo reflejan. Saludos, Darío.
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